Nos acercamos al primer aniversario del inicio de la actual pesadilla del COVID-19. Estos se han convertido en meses largos y dolorosos en muchos niveles. Las víctimas de vidas humanas, las amenazas y los problemas de salud, el aislamiento social.
El impacto de la pandemia ha sido acumulativo y nos está afectando a la mayoría de nosotros. El aumento de los niveles de ansiedad y depresión en la mayoría de la población ha sido bien documentado. ¡Y aún persiste!
La pregunta es ¿cómo podemos hacer frente mejor y recuperar cierto nivel de control y ESPERANZA? Sí, esperanza.
¿Por qué esperanza? Tener esperanza está fuertemente asociado con mejores habilidades de afrontamiento, resolución de problemas y resiliencia. El poder de la esperanza incluye dos componentes. Uno es el elemento de agencia que incluye la motivación y lo que controlamos. La otra es que con la esperanza definamos un recorrido específico de cómo llegar.
La esperanza, como cualquier energía, puede ser alimentada o nutrida. Una forma de generar esperanza es mantenerse conectado con los demás, ya que claramente nos las arreglamos mejor de esa manera. Además, se ha demostrado que la espiritualidad sirve como combustible adicional para la esperanza. Luego viene un elemento de cómo podemos replantear la situación para obtener lo que podemos controlar. Esto último se logra teniendo un sentido de confianza en nosotros mismos en nuestra capacidad para desarrollar nuestras fortalezas y nuestro ingenio.
Otras herramientas específicas incluyen mirar hacia atrás en la historia humana como una forma de desarrollar una perspectiva. Por ejemplo, al mirar hacia atrás en la historia, podemos identificar períodos desafiantes que duraron muchos meses. Al hacerlo, nos damos cuenta de que todas estas “crisis” finalmente se superaron. En Miami, por ejemplo, tuvimos tiempos de “Miami Vice” muy desafiantes que se prolongaron durante mucho tiempo. Sin embargo, no solo sobrevivimos, ¡lo conquistamos y pasamos página!
De acuerdo con mirar hacia atrás en el tiempo, mirar hacia adelante en el tiempo. Visualice un futuro próximo en el que podamos imaginar que nuestras vidas vuelven a la normalidad. Vaya un paso más allá e identifique cómo puede incluso mejorar elementos importantes de su vida (familia, salud, profesional, espiritual, etc.) y cómo puede comenzar a contribuir a esto.
Por supuesto, es mucho para digerir. Por lo tanto, divida estas acciones en pequeños pasos que sean procesables para evitar sentirse abrumado. Parte de estas acciones es compartir tus objetivos con los demás y también usar el lenguaje correcto (no podría ser capaz de hacer esto, sino «lo haré», «es posible» y «yo puedo»).
Centrarse en los elementos anteriores y nutrirlos ayudará. Además, podemos impulsar aún más la esperanza al acceder a recursos valiosos, como un miembro del clero, alguien en quien confiamos o un psicologo.
Comuníquese y busque consejo, ayuda y perspectiva. ¡Esto no es solo una señal de coraje y perspicacia, sino que también es inteligente y funciona!
