Estos han sido tiempos difíciles. La pandemia (COVID-19) se ha convertido en un evento importante de por vida que nos ha impactado a todos de muchas maneras.
COVID-19 ha tenido muchas ramificaciones. Primero, tenemos preocupaciones médicas y de salud. Todos queremos mantenernos saludables, nosotros mismos y nuestras familias. Tanta información para digerir, noticias que nos bombardean constantemente con muertes, índices de afectados, hospitalizaciones y efectos a largo plazo. Esto pesa mucho. Con todo esto, nos hemos encapuchado. La socialización se ha detenido o se ha vuelto muy limitada, nos quedamos en casa, apenas participamos en eventos sociales, etc.
La pandemia también ha creado una enorme división política. Independientemente de quién tenga razón o no. Las decisiones relacionadas con el uso de mascarillas, vacunarse, etc. se han vuelto muy politizadas y controvertidas. Esto ha creado divisiones o distanciamiento entre familiares, amigos y compañeros de trabajo.
Trabajar en casa y todas las opciones de videoconferencia también se han sumado a una interacción más limitada con los demás. “Vemos” a los demás y hablamos con los demás, pero de forma remota, no en persona. Reunirse en persona, especialmente para la socialización, eventos familiares y de amigos, reuniones de trabajo, etc. proporciona una sensación diferente. Es una experiencia diferente.
Incluso el uso de máscaras (dejando de lado cualquier opinión personal o privada) tiene un impacto en la capacidad de leer o compartir expresiones faciales que son una parte integral de nuestras interacciones sociales. Leemos a los demás y nos expresamos con palabras, entonaciones, lenguaje corporal, movimientos de brazos y manos y, sí, ¡con expresiones faciales!
En conjunto, el impacto de la pandemia ha creado distanciamiento de los demás y aislamiento. Esto tiene un efecto. Somos seres sociales, prosperamos en las interacciones con los demás, y la socialización es parte de nuestro bienestar y sirve como un mecanismo de supervivencia. La calidez, el apoyo y la interacción con los demás (familia, amigos, compañeros de trabajo, etc.) alimenta nuestro equilibrio mental y nos ayuda a funcionar mejor emocional y mentalmente.
La socialización tiene muchos beneficios. Un artículo sobre Psychology Today de Angela Troyer, Ph.D. afirma que, según investigaciones, tener una vida social activa trae varios beneficios. Primero, aquellos que tienen más apoyo social tienden a vivir más tiempo que los que permanecen más aislados. Además, estar socialmente comprometido con los demás se asocia con un sistema inmunológico más fuerte. A su vez, tener un sistema inmunológico más fuerte ayuda a combatir diferentes enfermedades (por ejemplo, gripe, resfriado, cáncer) y, ¡sí, COVID-19! Además, a medida que interactuamos con los demás, nuestro estado de ánimo mejora. Nuestro bienestar se potencia a través de la socialización, y también reduce cualquier sensación de depresión.
Por último, cada vez hay más pruebas de que, a largo plazo, parece que la socialización reduce el riesgo de demencia.
Entonces, ¿qué hacer con esto?
En primer lugar, podemos ser seguros y creativos al encontrar formas de interactuar y socializar de manera que nos sintamos cómodos. Por ejemplo, tener un evento en el parque, en nuestro patio trasero y caminar juntos en un parque. Para otros, una precaución adicional de garantizar pruebas negativas y/o vacunación, uso de máscaras, etc. El paso importante es, dentro de lo razonable y aceptable para cada uno de nosotros, llegar e interactuar.
Además, es importante reconocer cualquier signo de estar afectado (por ejemplo, estrés, ansiedad, irritabilidad, depresión, tristeza). Una vez que identificamos cualquier preocupación o área que parece afectada, podemos abordarla cuidándonos mejor, como hacer ejercicio, comer sano, practicar la meditación o la gratitud y escribir un diario, entre otros.
Es importante reconocer también que buscar la ayuda de un profesional calificado puede desempeñar un papel en la interceptación y resolución de cualquier patrón o síntoma negativo. Son tiempos difíciles y tener un rol proactivo en cuidarnos es primordial.