La jubilación es una realidad a la que todos nos enfrentaremos y, si no se gestiona adecuadamente, puede generar dificultades significativas. Por ejemplo, el Journal of Population Aging identificó que los que se jubilaron tenían el doble de probabilidades de tener síntomas de depresión en comparación con los que todavía trabajaban.
Los Centros para el Control de Enfermedades informan que las tasas de suicidio entre los hombres son más altas entre los mayores de 75 años. Para las mujeres que se jubilan y no pueden encontrar trabajo, el puntaje de depresión puede duplicarse.
Como en cualquier nueva etapa de la vida, la preparación y la planificación son muy importantes. Un factor importante es el motivo de la jubilación. Obviamente, una jubilación no planificada ni anticipada debido a problemas de salud o laborales puede ser la más devastadora. Aún así, incluso para aquellos que planifican, la jubilación también puede tener efectos adversos si no se hace correctamente.
Para aquellos que enfrentan una “crisis” de jubilación por problemas de salud o laborales, la prioridad es abordar el problema. Esto puede implicar buscar un nuevo trabajo, obtener la ayuda y el tratamiento médico adecuados, etc. Para estas situaciones, tener ahorros acumulados a lo largo de la vida se convierte en un importante factor protector. Además, tener un fuerte apoyo familiar y social puede ayudar a sobrellevar esta crisis.
En el escenario ideal, para quienes buscan jubilarse voluntariamente, es importante planificar, anticipar, visualizar y ejecutar (PAVE).
Plan: La jubilación no debe decidirse de la noche a la mañana. La planificación debe hacerse a lo largo de la vida acumulando ahorros y un fondo de jubilación, y estableciendo una fecha límite (este plazo puede cambiar según las necesidades u oportunidades). Además, generar apoyo a través de la familia y los amigos es un esfuerzo de toda la vida. Finalmente, vivir una vida saludable (física y mental) asegurará poder mantener un estilo de vida positivo y activo hasta la jubilación. Por supuesto, un componente importante de la planificación de la jubilación implica una planificación financiera adecuada. Es muy recomendable aprovechar los profesionales especializados (p. ej., contadores, planificadores financieros, familiares o amigos que tengan conocimientos en esta área) que puedan brindar orientación y herramientas. La falta de recursos financieros adecuados durante la jubilación puede contribuir a las dificultades, la depresion y la ansiedad.
Anticiparse: Ser consciente y anticipar posibles contratiempos o desafíos también es fundamental. La jubilación implica diferentes etapas. La primera es la etapa previa a la jubilación que implica la planificación, etc. (ver arriba “Plan”). Entonces llega el día de la jubilación. Esto suele estar asociado a una etapa de “luna de miel” en la que, al principio, disfrutamos de tener tiempo libre, bajar el estrés y dedicarnos a actividades de ocio. Sin embargo, la decepción o el desencanto pueden aparecer rápidamente cuando la realidad llega a casa. El riesgo de este shock es mayor cuando no lo hemos planificado adecuadamente y puede estar relacionado con el aburrimiento, la soledad y la depresión. A medida que nos “reagrupamos”, esto se convierte en la cuarta etapa, en la que abordamos algunos de estos problemas recién descubiertos y asimilamos e internalizamos nuestra nueva “persona retirada”. Finalmente, a medida que esto se resuelva y nos ajustemos y encontremos alegría en la jubilación, podremos disfrutar de la estabilidad y todos los beneficios de una jubilación bien planificada.
Visualizar: a medida que planificamos y nos hacemos más conscientes de las posibles etapas que podríamos enfrentar, es útil visualizar nuestra jubilación diaria. Este ejercicio requiere ser realista y encontrar el equilibrio adecuado. Por ejemplo, para compensar el aburrimiento, será importante idear un horario que no sea demasiado exigente o extremo y que nos mantenga ocupados y motivados. Mientras hacemos esto, es importante tener en cuenta el tiempo de inactividad y el tiempo a solas. Para algunos, tener un tablero de visión puede ayudar, para otros, esbozar un cronograma puede proporcionar estructura y motivación.
Ejecutar: toda la planificación, la anticipación y la visualización no serán de ayuda si no ponemos en práctica nuestros planes y objetivos. La vejez puede carecer de estructura. Así que tener la disciplina para ejecutar nuestro horario será esencial. La regla de oro es: “ante la duda o el desánimo, ¡muévete y actúa!”.
Como parte del marco PAVE, y durante nuestra vida, es esencial que mantengamos un cuerpo sano y una mente sana. Como parte de esto, es necesario acceder a los especialistas adecuados (médicos, psicólogos) para garantizar transiciones de vida adecuadas.
Además, se recomienda encarecidamente que, cuando nos acerquemos a la jubilación, utilicemos el apoyo y la orientación de un psicólogo que pueda ayudar a sobrellevar las ansiedades asociadas con este proceso. Además, como parte de este proceso, contar con un psicólogo te ayudará a sobrellevar cualquier imprevisto para asegurarte una jubilación feliz.